Niños y ansiedad por el clima
Ayudarlos a lidiar con sus preocupaciones de manera saludable.
Expertos clínicos: Grace Berman, LCSW , Jennifer Louie, PhD
in EnglishLo que aprenderá
- ¿Cómo pueden los padres apoyar a los niños que están preocupados por el cambio climático?
- ¿De qué manera realizar acciones por el medio ambiente ayuda a los niños a lidiar con la ansiedad?
- ¿Cuándo las preocupaciones de un niño pudieran ser señal de un problema de ansiedad mayor?
Lectura rápida
Dado que el cambio climático es una amenaza real, tiene sentido que los niños se preocupen al respecto. Puede ser difícil saber cuándo su hijo se está preocupando demasiado y cómo ayudarlo a manejar su ansiedad por el clima, especialmente cuando usted también se siente ansioso.
Si su hijo acude a usted para plantearle sus miedos acerca del cambio climático, el primer paso es simplemente escuchar. Hágale saber a su hijo que usted lo escucha y que sabe que no lo está inventando: “Las noticias de hoy fueron aterradoras y entiendo por qué estás molesto”. Al mismo tiempo, hágale saber que usted sabe que él puede manejar el miedo, y que usted está ahí para ayudarlo.
Ayude a los niños a planificar con antelación cómo manejar su ansiedad. Pueden practicar habilidades de relajación y hacer planes sobre lo que hará su familia si surge una emergencia relacionada con el clima. Realizar acciones para luchar contra el cambio climático también puede empoderar a los niños de todas las edades, ya sea que se trate de hacer composta en familia o de organizar una recaudación de fondos.
Los niños muy ansiosos podrían tratar de alcanzar la perfección, como tratar de evitar todos los viajes en automóvil o todo el plástico. Tratar de cumplir con esos estándares imposibles puede empeorar la ansiedad, así que es mejor llegar a acuerdos y ayudar a los niños a aceptar que no pueden hacer todo perfectamente bien. Usted también puede modelar la preocupación acerca del clima sin permitir que la preocupación lo abrume. Por ejemplo, usted podría decir: “El cambio climático es un problema grave y a mí también me preocupa. Pero sé que es más fácil tomar medidas para combatirlo cuando me siento menos ansioso”.
Los niños cuya preocupación por el cambio climático se interpone constantemente en su vida cotidiana podrían estar lidiando con un trastorno de ansiedad. Si durante al menos dos semanas su hijo experimenta ansiedad extrema más días que otros en los que no experimenta ansiedad, considere la posibilidad de buscar tratamiento. Si su hijo ha experimentado personalmente los efectos perturbadores del cambio climático (como presenciar un incendio forestal), un profesional de la salud mental también puede ayudar a determinar si su hijo está lidiando con un trauma a causa de ese evento.
Si usted está preocupado por el cambio climático, no es el único. Los titulares catastróficos y las predicciones aterradoras tienen a muchas personas nerviosas, y los niños no son la excepción. En una encuesta reciente (en inglés) entre jóvenes adultos de 16 a 25 años, casi el 60 por ciento dijo que se sentía “muy preocupado” o “extremadamente preocupado” por el cambio climático.
A menudo, las cosas que ponen ansiosos a los niños no son amenazas realistas. Los padres pueden validar lo aterradora que es la situación para el niño al mismo tiempo que lo ayudan a entender que sus temores son exagerados.
Con el cambio climático la historia es diferente. En una situación en la que la amenaza es tan clara y muchas personas poderosas parecen no preocuparse lo suficiente, es especialmente difícil saber si su hijo se está preocupando demasiado. Y como los niños suelen tomar la iniciativa en la acción climática, la frontera entre el activismo y la ansiedad se puede volver borrosa.
Estas son algunas estrategias para ayudar a su hijo a evitar que sus preocupaciones climáticas, por legítimas que sean, se conviertan en algo dañino, al mismo tiempo que usted lidia con sus propios miedos.
Validar los miedos, fomentar la valentía
Si su hijo acude a usted con preocupaciones sobre el clima, el primer paso es simplemente escucharlo y reconocer cómo se siente.
Dado que el cambio climático es algo muy racional a lo cual temer, “es necesario validar un poco más sus sentimientos y reconocer claramente que no se lo están inventando”, dice Jennifer Louie, PhD, psicóloga clínica del Child Mind Institute. Por ejemplo, si un niño oye noticias aterradoras sobre el clima en la televisión, usted podría decir: “Ese reportaje en las noticias fue perturbador. Entiendo que estés asustado. Cuéntame más sobre lo que pasa por tu mente”.
Al mismo tiempo, “hay que equilibrar la validación del miedo con la creencia en la valentía del niño”, dice Grace Berman, LCSW, trabajadora social clínica del Child Mind Institute. “Gran parte de la ansiedad proviene de este miedo inherente que tienen los niños de no poder manejar esos sentimientos de ansiedad”. Usted puede decir: “Sé que esto te hace sentir muy ansioso. También sé que puedes manejar esto, y podemos trabajar juntos para encontrar maneras de hacerlo más fácil.”
Planificar con antelación
Lo siguiente es ayudar a su hijo a encontrar formas prácticas de manejar su ansiedad en la vida diaria. Incluso los niños pequeños pueden aprender a identificar sus sentimientos y luego utilizar técnicas sencillas de conciencia plena y relajación cuando experimentan emociones intensas.
Si su hijo tiene experiencia directa con los efectos del cambio climático, por ejemplo, si su familia vive en un área propensa a inundaciones o incendios forestales, también puede ser útil elaborar un plan de emergencia claro. “Usted no querrá decirle a los niños que no va a suceder, porque ellos saben que podría pasar”, dice la Dra. Louie. “Pero usted puede ayudarlos a centrarse en las partes que pueden controlar y en cuál es el plan si pasa algo”. Al mismo tiempo, asegúrese de que su hijo sepa que usted está a cargo. “Es útil que los padres enfaticen que mantener segura a la familia es una tarea de los padres, y que les harán saber a los niños si hay algo que deban hacer”, señala Berman.
Además, independientemente del lugar dónde vivan, puede ser útil limitar la exposición de los niños ansiosos a la cobertura de las noticias, sobre todo en el caso de los más pequeños, que aún no saben cómo poner en perspectiva la información aterradora.
Pasar a la acción
Un aspecto único de la ansiedad por el clima es que, a diferencia de muchos tipos de ansiedad, hay pasos reales que los niños pueden seguir para abordar el problema. Y en todo el mundo, están haciendo exactamente eso a través de acciones como huelgas escolares por el clima. Ayudar a los niños a convertir su ansiedad en activismo es una manera excelente de validar sus preocupaciones al tiempo que se refuerza su confianza.
Para los niños (¡y los adultos!) de todas las edades, actuar para contribuir a la solución de un problema es algo empoderador. Los niños pequeños se pueden entusiasmar con el reciclaje, el compostaje, tratar de utilizar menos plástico, plantar jardines polinizadores y caminar o ir en bicicleta en lugar de conducir. Los niños mayores pueden organizar campañas de concienciación, recaudar dinero para organizaciones medioambientales o ponerse en contacto con sus representantes para promover un cambio de políticas. Organizaciones como Climate Action Families, Science Moms y Parents for Future (todas en inglés) pueden ayudarlo a encontrar más formas de involucrarse en familia.
Evitar acomodar las cosas
Los niños con una ansiedad por el clima más intensa se podrían volver obsesivos a la hora de actuar. Podrían intentar controlarse rígidamente a sí mismos (o a toda la familia) en un intento por hacerlo todo a la perfección. La Dra. Louie da el ejemplo de una niña que estaba tan preocupada por el cambio climático que insistió en que su familia debía evitar por completo hacer viajes largos en auto o comprar alimentos empacados en plástico.
El truco está en actuar sin permitir que la ansiedad tome las decisiones. Cuando los padres ceden a los intentos ansiosos de los niños por controlar una situación molesta, los niños no tienen la oportunidad de crear una tolerancia para sentirse incómodos, y su ansiedad se fortalece con el tiempo. “Tiene sentido que los padres quieran tratar de evitar que su hijo se moleste, pero no ayuda al niño que todo se acomode. De hecho, puede empeorar la ansiedad”, dice la Dra. Louie.
En la práctica, evitar acomodar las cosas suele significar llegar a acuerdos y alejarse de las reglas absolutas. ¿Reducir los envases de comida para llevar? Sí. ¿Rechazar la comida si proviene de uno de estos envases? No. Si su hijo constantemente se molesta mucho por cualquier desviación de las normas estrictas, podría beneficiarse de la ayuda profesional para tratar su ansiedad (más sobre esto a continuación).
Modelar la resiliencia
Ayudar a los niños con ansiedad climática puede ser especialmente difícil para los padres que comparten esas mismas preocupaciones. Y los niños tienden a seguir el ejemplo de sus padres. “Si usted se preocupa mucho y deja que eso se interponga en su vida, ellos también lo sentirán y se preocuparán”, dice la Dra. Louie.
Mostrar que usted se preocupa por el cambio climático pero sin permitir que la preocupación lo abrume ayuda a los niños a aprender a hacer lo mismo. Sea explícito con los niños sobre su forma de pensar y sus estrategias de afrontamiento. “Por ejemplo, si van juntos al supermercado, podrían hablar sobre llevar bolsas reutilizables”, dice Berman. “Pero si las olvida, puede decir en voz alta: ‘No pasa nada, me acordaré la próxima vez'”.
Ser sincero con los niños sobre sus propios sentimientos los ayudará a aprender que la ansiedad es normal y manejable. Usted puede estar de acuerdo con ellos sobre la seriedad de la situación y, al mismo tiempo, hacer énfasis en que sentirse menos ansioso no significa preocuparse menos o estar menos comprometido con la acción. “Si su hijo acude a usted preocupado por el clima —dice Berman— puede decirle: ‘Yo también me preocupo mucho por eso’. Cuando me siento preocupado, me ayuda respirar profundamente, ir a dar un paseo al aire libre y apreciar la naturaleza o inscribirme en un evento de voluntariado. Veamos si podemos hacer algo así juntos”. Al practicar juntos las habilidades de afrontamiento, tanto usted como su hijo pueden aprender a dominar la ansiedad y centrarse en la acción.
Si nota que usted se siente abrumado durante estas conversaciones, o si está lidiando con una ansiedad especialmente intensa, es mejor que se tome un espacio para sí mismo y retome la conversación cuando se sienta más tranquilo.
Cuándo buscar ayuda
Si su hijo tiene preocupaciones especialmente graves sobre el cambio climático, podría ser señal de un problema de ansiedad mayor.
“Cuando pensamos en la ansiedad, pensamos en cuánto está interfiriendo en su vida diaria. ¿Qué tan persistente y continua es?”, dice Berman. Los niños que se preocupan mucho por el cambio climático suelen tener también otras preocupaciones mayores, y algunos pueden estar lidiando con trastornos de ansiedad no diagnosticados o con un trastorno obsesivo-compulsivo (TOC). Estas son algunas señales clave de que su hijo podría beneficiarse de un apoyo profesional:
- Su ansiedad es tan intensa que se interpone en la escuela, las amistades, la vida familiar o las actividades cotidianas como dormir o comer.
- Son más los días en que se presenta esta preocupación intensa que los que no.
- Este patrón de ansiedad se mantiene de forma constante durante al menos dos semanas.
Pasar mucho tiempo hablando sobre el cambio climático o tomando medidas contra él es un problema únicamente si el niño está tan ansioso que no puede seguir con su vida habitual. Por ejemplo, un niño que ve todos los días videos de YouTube sobre la acción climática podría estar bien, pero faltar a la escuela o quedarse despierto toda la noche para seguir viéndolos serían señales de un problema.
El tratamiento eficaz para los niños que experimentan una intensa ansiedad por el clima funciona de forma muy parecida al tratamiento de otros tipos de ansiedad. Un tratamiento basado en evidencia llamado terapia cognitivo-conductual (TCC) puede ayudar a los niños a aprender cómo sus pensamientos y su comportamiento influyen en sus sentimientos.
En el caso de los niños que han experimentado personalmente los efectos perturbadores del cambio climático (por ejemplo, si ellos o un ser querido han perdido su casa en un evento meteorológico extremo), es importante considerar también si sus síntomas pueden tener su origen en un trauma más que en la ansiedad. El trauma se trata de manera diferente a la ansiedad, por lo que obtener un diagnóstico preciso de un profesional de la salud mental es el primer paso para ayudar a su hijo a sentirse mejor.
Mantener la conversación abierta
Surgirán nuevas preocupaciones y preguntas, y eso está bien, incluso cuando no conozca las respuestas. Aprender junto a sus hijos les da poder y refuerza que usted está ahí para ayudarlos a resolver cualquier información aterradora que pueda surgir. “A menudo les recuerdo a los niños que hay muchas personas realmente inteligentes que están trabajando en esto”, dice la Dra. Louie. “Está bien que el niño esté preocupado, pero no es un problema solamente suyo. Usted puede incluso hacer énfasis en mostrarle al niño noticias positivas como las nuevas tecnologías que se están desarrollando para luchar contra el cambio climático.”
Berman señala que hacer de la lucha contra el cambio climático un valor familiar fundamental, en lugar de una actividad puntual, también puede ayudar a los niños a mantener la ansiedad bajo control. “Mantener conversaciones sobre el tema de forma realmente responsable y didáctica (por eso limitamos nuestras vacaciones, por eso reciclamos, por eso planeamos adquirir un vehículo eléctrico) minimiza el pánico al respecto”, afirma. Al hacer que acciones sencillas como estas formen parte de la vida familiar usted “puede ayudar a su hijo a ser un ciudadano responsable, a vivir de acuerdo con sus valores y a no desesperarse por ello”.